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NIÑOS DESAPARECIDOS EN LA ARGENTINA, UNA HERIDA ABIERTA Y NO OLVIDADA

La documentalista Estela Bravo, de nacionalidad norteamericana, y residente en Cuba, con numerosos filmes y galardones, regresó al Festival de La Habana para abordar la tragedia de las abuelas de la Plaza de Mayo y de sus nietos, con el que acaba de recibir el Premio Telesur,y también el Coral en esta categoría.

¿Quien soy yo?-los niños encontrados de Argentina , retoma en el 2007 un tema al que, con anterioridad, se había pronunciado la cineasta, con aquel conmovedor documental suyo, de 1985, Niños Desaparecidos de Argentina (1985).

Ahora, vuelve la memoria a ser protagonista de la imagen, durante 84 minutos de duración, para devolvernos la batalla moral de las madres y abuelas rioplantenses,  esta obra con la que se conmemoró, en Buenos Aires, los 30 años de la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo.

El filme se apoya en una profusa investigación, y se apoya en el testimonio de ochenta y ocho jóvenes de los quinientos que, dentro de los años de la dictadura militar, fueron separados de sus familias, desde 1976 a 1983. Ellos pudieron encontrar su verdadera identidad, y regresar a sus verdaderos hogares.

Con este documental se traduce al audiovisual una de las páginas más desgarradoras de la historia sudamericana en el siglo XX, cuyas heridas no cerradas, aquí cobran desde la fuerza de la imagen, mayor vigencia, en cada uno de esos jóvenes, que fueron niños, arrebatados a sus padres, y reclamados, todavía, con valor por sus abuelas, en el concierto complejo de la Argentina contemporánea.

Hace sólo unos días, cuando se conoció la noticia del Premio Cervantes, otorgado al gran poeta argentino Juan Gelman, muchos recordábamos como ese amigo querido se vio obligado al exilio, a encontrar en México abrigo, luego de haber perdido a su hijo y a su nuera, embarazada, durante aquellos años aciagos. Quizás, el nieto o la nieta del poeta, sea uno de esos bebés, arrebatados a sus madres, por los que luchan todavía en la Argentina miles de mujeres y hombres. Documentales como estos, desde su fuerte impronta testimonial, superan los límites de la estética para apelar a la conciencia de los espectadores, a quienes convocan desde la historia, a favor de la justicia y del amor. 

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