Blogia
conmarti

fe y amor

¿Por qué Martí?

¿Por qué Martí?

Cuando era niña, mi padrino me regaló un libro, o mejor dicho, una revista que se escribió para la infancia pero que ha llegado a nosotros y a nosotras en formato de libro. Me refiero a La edad de oro, de José Martí. Confieso que a ese ejemplar me une algo más que la nostalgia de mi niñez, ya que fue mi primer libro, donde me volqué a leer, y desde entonces, no he dejado de deborar libro tras libro.

Después vino la adolescencia, otras lecturas, y en mi juventud me reencontré con Martí, con el novelista de una sola novela: Amistad funesta, que fue publicada en las páginas de un periódico que aparecía, en 1885, en Nueva York. Y quedé atrapada por lo que luego supe que era la prosa modernista, por ese desbordamiento de imágenes y de atmósferas que más tarde volví a encontrar en filmes como los del italiano Visconti.

Desde entonces, he vuelto muchas veces a Martí, he escrito sobre su poesía, su obra, sus amores, dos biografías e intentado comprender al ser humano, más allá del mármol de la estatua.

Como otros, en Cuba que es mi país, José Julián Martí es uno de esos amigos que se incorporan en el viaje de la vida, y con el que podemos discutir, polemizar y siempre aprender, más sin caer en mimetismos inútiles.

Ahora veo cómo se multiplica y que gente de otros países se interesan por él, por sus ideas, por su poética, y se producen relecturas para sorpresa de muchos, que no pueden explicarse todavía cómo un hombre que murió en 1895 tiene cosas que decir a los que vivimos en el 2005.

Pero a mí no me extraña...Martí es de esas lecturas abiertas, como lo es la vida, y con el paso del tiempo me abre desde su propia alma posibilidades múltiples...no sólo me enamoro de su verso, o me deslumbro con su prosa, sino que lo siento próximo, desde su compleja humanidad.

En las montañas de El Cobre

En las montañas de El Cobre En las proximidades de la ciudad de Santiago de Cuba, al sur del oriente de la Isla, se levanta entre montañas el santuario de la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba.
Y allí, en medio de aquellas hermosas elevaciones, también estuvieron las minas de cobre que durante cinco siglos fueron explotadas, a cielo abierto y que hoy agotadas dejan espacio al proyecto de un museo que testimonio lejanas épocas y, sobre todo, al abrigo del cielo y de la tierra, la lucha de miles de esclavos por alcanzar, en esas sierras, su libertad.
También y junto a las imágenes de la fe, de la virgen que en la religión afrocubana, de rañices yorubas, se sincretiza con la deidad de la orisha Oshún, la diosa del río y del amor, se elevará el monumento a los cimarrones.
Diálogo de la naturaleza, de la fe y la libertad que alimenta con sus girasoles dorados aquel paisaje.

María de los Ángeles Santana

María de los Ángeles Santana Una de las más emblemáticas figuras de la escena cubana, la misma mujer que recorrió el mundo con su arte y su gracia singulares, que fue aclamada por miles de personas en México y España, la que ha recibido de Cuba el homenaje y el tributo a la obra de su vida al otorgarsele los Premios Nacionales de Teatro y Televisión, cumple 91 años.
Lúcida, no ha perdido con los años, aquella gentileza tan suya, ni la sonrisa ni la mirada límpida. Es la misma que cantaba a Lecuona y a Roig, una de las primeras voces que quedó atrapada, para siempre, en el cine cubano con la llegada del sonoro a la Isla.
Dueña de la comedia y del drama, del musical y del humor, María ha tenido también la virtud de asumir el paso del tiempo, y de mantener la alegría en el alma, lo que ha nutrido su obra artística y sobre todo ese corazón suyo de natural sencillo y cordial.
Por eso, cuantos la amamos sentimos el júbilo de este nuevo año en su vida, de ver cómo la ancianidad la embellece desde el espíritu, con la fe y la bondad, rodeada del cariño y la amistad que ella misma ha sembrado.