EN TIERRA DE ESPAÑA
Resulta conmovedor, todavía y a la altura de siete décadas, la lectura del guión del documental Tierra de España, ("The Spanish Earth"),que dirigió el cineasta holandés Joris Ivens, en 1937, y en el que contó con la colaboración del escritor estadounidense Ernest Hemingway, autor del primer libro original, sobre el que bisturí en manos, trabajaría el realizador para crear esta síntesis de poesía y vida: “Hemingway me escribió una verdadera novela —larguísima— y se enfadó mucho cuando vio que yo empezaba a cortar páginas y páginas enteras. Lo que yo buscaba era evitar pleonasmos con las imágenes y encajar el comentario con los elementos visuales y sonoros, para lograr así un ritmo global en el montaje. Ernest acabó por comprender mis intenciones y aceptó los cortes.”Este documental, considerado como el mejor de los que se realizaron durante toda la contienda bélica, y que atrapó las imágenes de los primeros meses de la guerra civil española, cuando parecía aún posible el triunfo de la República, se presentó en julio de 1937 en algunos circuitos progresistas del medio intelectual norteamericano e, incluso, al entonces presidente Franklin Delano Roosevelt y a su esposa Eleonora, quien deseosa de saber cuál bando ganaría la guerra, escuchó de labios de Joris Ivens una contundente respuesta: «La República no ganará si ustedes siguen permitiendo que los alemanes y los italianos la abatan".Así como, también, se proyectó en Francia el 14 de abril de 1938 en medios de izquierda, y el 23 de mayo de 1938 se presentó por primera vez en España, a los combatientes republicanos. Después volvería a tener su “estreno” en la península sólo en el 2004, ya que había sido censurado por el franquismo.La idea original y la síntesis del guión, así como la dirección de aquel documental perteneció a Joris Ivens quien asumió, también, la fotografía junto a John Ferno, mientras la música, elaborada sobre piezas populares hispanas, estuvo a cargo de Marc Blitstein y Virgil Thompson, con el sonido de Irving Reiss, y la edición de Helen Van Dongen.Se realizaron varias versiones, del texto del narrador en off. Inicialmente la voz en inglés fue de Orson Welles, pero Ivens consideró que la declamación del actor no era adecuada para su estética, y pidió al propio Hemingway que leyera el guión en inglés, en la versión que ha quedado como definitiva, mientras que en francés contó con la participación del cineasta Jean Renoir y en castellano de Arturo Perucho, así como participaron, además, en la adaptación de la banda sonora, Rodolfo Halffter y Carlos Jiménez, al producirse el montaje de las lenguas extranjeras sobre el espectro sonoro del español que aparecía siempre como atmósfera en cada una de las secuencias.Con una duración de 54 minutos, concebida la acción dramática y el relato cinematográfico en tres planos paralelos: los combates en Madrid y la Ciudad Universitaria, así como en el frente del Jarama, en la defensa de la estratégica carretera que unía a la capital con Valencia y que era su única vía de abastecimiento, el trabajo de los campesinos para cultivar la tierra y proveer de alimentos a la zona republicana en la aldea de Fuentidueña del Tajo, y la historia individual de un joven miliciano, Julián, personaje simbólico que es también apoyatura para la estructura narrativa del argumento, se realizó este filme, hoy considerado un clásico, que fue producido por Contemporary Historians Inc. para Prometheus Picture Company, New York, 1937, con fondos reunidos por diversos intelectuales progresistas en los Estados Unidos, como Dorothy Parker, John Dos Passos y Lillian Hellman, entre otros.Con este documental los realizadores pretendían, al decir del propio Joris Ivens, responder a varias expectativas, unas de carácter inmediato y otras de naturaleza ética: “directa, política e ideológica, una acción inmediata y material para la compra de ambulancias y una acción histórica de testimonio para el futuro”. Sus objetivos fueron cumplidos, a pesar de la derrota republicana, y es una obra que trasciende por sus altos valores ideoestéticos y morales, que tras sus primeras proyecciones, en Hollywood, a las que acudieron algunas personalidades del cine, se recaudaron 16.000 dólares destinados a ayudar al pueblo y al gobierno de la República. Pero, lamentablemente, en aquellos tiempos del Código Hays, y también de la falaz política de “neutralidad” proclamada y adoptada por las potencias occidentales, el filme sólo fue exhibido en reducidos escenarios norteamericanos.También, y en su obra personal, este documental fue clave, al producir un giro en la propia estética de Joris Ivens, al ser la primera de sus películas de tema bélico: “fue la primera vez que vi soldados que sabían por qué luchaban”. Después vendría toda su monumental producción, la que había iniciado en la época del cine silente, con marcado acento formalista y experimental, y que enrumbaría, desde entonces, hacia un cine de compromiso social y político, como lo testimoniaron sus documentales sobre la guerra de Vietnam, China, y su propia participación en los momentos fundacionales del nuevo cine cubano, al que se incorporó con el aval de su prestigio, para convertirse en maestro de muchos de nuestros documentalista, desde septiembre de 1960, al tiempo que filmaría, en la Isla, dos de sus filmes: Carnet de viaje y Pueblo armado, ambas de 1961.La experiencia de la guerra civil española, contribuyó también al enriquecimiento de sus conceptos teóricos y de su praxis como realizador, deudor como era, de sus maestros, Dziga Vertov y Robert Flaherty, para buscar en el género documental el testimonio de la realidad, dentro de una puesta orgánica, la que él llamaría “el documental organizado», sobre la base del rigor histórico, y del compromiso político. En aquella experiencia cinematográfica y humana, contó con la colaboración de Ernest Hemingway, uno de los mayores exponentes de la llamada “Generación Perdida”, quien ya no era aquel impulsivo joven que llegó a España, por primera vez, en 1929, para vivir la experiencia de los Sanfermines de Pamplona, en Navarra. Sino un hombre maduro, que en 1937 también llegaba a la península, en calidad de corresponsal de guerra, tempranamente identificado con la causa popular y las fuerzas de la segunda república, ideas que quedaron para siempre en las secuencias de Tierra Española, así como en las escenas de su obra de teatro La quinta columna, en varios relatos y en una de sus más célebres novelas, escrita por cierto en La Habana, dos años después: ¿Por quién doblan las campanas?En los campos que rodeaban a Madrid, uno de los frentes claves del escenario de la guerra, estaba el equipo de realización de Tierra de España, que recorría, de un extremo a otro las trincheras, bajo el bombardeo de los “junkers” enviados por Hitler a Franco, y mientras se desarrollaba la batalla del Jarama, Joris Ivens
y Ernest Hemingway, fueron acompañados muchas veces por jefes de las Brigadas Internacionales como Hans Dalile y Ludwig Renn.
La cámara de John Ferno captaba el testimonio vivo y directo de aquella confrontación armada e ideológica que se ha considerado como la antesala de la Segunda Guerra Mundial, y la primera resistencia histórica, en defensa de la Humanidad, ante el fascismo, en la que cayeron un millón de españoles, y junto a ellos, miles de combatientes internacionalistas, como los cubanos de la Centuria Guiteras y los estadounidenses del Batallón Abraham Lincoln. .
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