Blogia
conmarti

CUBA EN GABRIELA MISTRAL

CUBA EN GABRIELA MISTRAL

Gabriela Mistral, una voz martiana

Numerosos son los estudios realizados, y las diversas aproximaciones a la vida y a la obra del cubano José Martí, y en el conjunto de esa abultada papelería, por su acercamiento a las esencias del ser, tanto en la poesía como en la escritura de la propia existencia humana, sobresale la voz de la chilena Gabriela Mistral.

Y es que, como lo reconocieron otros grandes que, como ella, dedicaron su talento y sensibilidad a la interpretación del Apóstol, como los maestros Juan Marinello y Fernando Ortiz, en aquella mujer, de orígenes humildes, legítima voz de su pueblo, desde la hondura de los Andes y las profundidades del Pacífico, estaba una de las lecturas más agudas, inteligentes y sensibles del legado martiano, desde una de sus expresiones más trascendentes, como lo fue el poemario de los Versos sencillos, en los que Gabriela reconoció no solo desde niveles epistemológicos los valores de Martí, sino desde su manifestación ontológica, desde el ser.

Así reconocería Marinello, en la década del 30 del siglo XX, al valorar las meditaciones de Gabriela Mistral: “José Martí tiene en esta mujer una resonancia de limpia autenticidad, de son cercano y distinto. El dolor agónico de su América se lo dará el cubano en su lamento viril y dulce (…)Esta mujer, que tiene oídos milagrosos, dará la mano al Libertador en una sombra cargada de porvenir y se estremecerá en el lamento deshecho”.

Cuando concluyó la Segunda Guerra Mundial, a solo unos meses de la tragedia que padeció la Humanidad, y al entregarse nuevamente los premios Nobel, en varias disciplinas, Gabriela Mistral había recibido el alto reconocimiento que, hasta ese año de 1945, no había sido otorgado a ningún autor ni de América latina ni del Caribe, y con ese aval, volvió otra vez a la Isla, para rendir tributo al Maestro, en ocasión del centenario de su natalicio.  Años atrás, y en una de sus conferencias, había expresado la poetisa sudamericana, las razones de ese diálogo íntimo que sostuvo ella con el cubano, a quien lamentaba no haber conocido, pero en cuya escritura había reconocido a su mentor espiritual y es que para Gabriela Mistral: “Es agradecimiento todo en mi amor de Martí, agradecimiento del escritor que es el Maestro americano más ostensible en mi obra, y también agradecimiento del guía de hombre terriblemente puro, que la América produjo en él…”.

Desde su primera visita a la Isla, en julio de 1922, de tránsito hacia México, se encontró Gabriela con Cuba, su luz y su cultura. Luego volvería en diferentes ocasiones, y recorrería varias ciudades del país, estableciendo en cada una de sus estancias, profundos vínculos con las letras cubanas, y una amistad multiplicada en sus interlocutores, entre los que podemos mencionar a voces líricas como las poetisas Dulce María Loynaz, Fina García Marruz, Serafina Núñez, Mirta Aguirre y Carilda Oliver Labra, entre otras.

Martí, también en aquel primer estadio suyo fue una presencia, y no una ausencia, en aquellos intercambios con los intelectuales cubanos, diálogo que sería continuamente enriquecido en otros encuentros, como en aquella velada, ya en la década del 30, en la que pronunció su conferencia sobre Los Versos Sencillos de José Martí:

 “Leyendo la poesía de Martí a la que estoy tan ligada, el miembro de la gracia que yo veo en ella sin una sola resquebrajadura en la unidad ni en la perfección, son los Versos Sencillos, en su cuerpo de 46 poemas, y es allí donde yo tengo mi festín con el poeta”. La sustancia primaria de los clásicos de la lengua, y el núcleo popular de aquella escritura, comulgaron en la imago que ella destacó en una de las más auténticas y sutiles valoraciones de la poética de José Martí.

Como también, y en aquellos viajes suyos a la Isla, incluso cuando llegó en vísperas de la Segunda Guerra Mundial, abordaría otros temas, como el del fascismo, y en defensa de la paz y del amor, mientras su poemario Tala se vendía a los lectores cubanos, y el monto de aquella singular recaudación, se entregaba a la causa de la república española, en medio de los avatares de la guerra civil. Como años más tarde, y en ocasión del centenario del natalicio del Apóstol, regresaría Gabriela Mistral, en su último viaje a la Isla, para rendir, nuevamente, tributo al hombre más puro de la lengua, al hijo de América, a José Martí.

0 comentarios