Presencia de Jose Marti
No hay cubana ni cubano que no sienta, en el aire, la presencia del Apóstol José Martí en este mes de mayo, y especialmente el día 19, día aciago de su caída, como él mismo lo predijo en sus versos, de cara al sol, en los potreros donde se cruzan los dos ríos, el Cauto y el Contramaestre por las tierras orientales de Jiguaní.
Fue el cruce de la espada y de la pólvora, y la hierba de Guinea que cubría los bosques cubanos, allá por 1895, el escenario de aquel combate a mediodía, cuando él también comenzaba a vivir el sueño de toda su vida: luchar por la independencia y la libertad de Cuba.
En el ideario ético de la Revolución, la misma que comenzó en 1868 con la liberación de los esclavos por el hacendado Carlos Manuel de Céspedes, está la semilla martiana, como diría Lezama Lima, porque siempre será el misterio que nos acompaña.
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